—me gustó mucho lo que me trajeron, mirá… —se pone el vestido sobre la malla (acá se dice traje de baño), apenas apoyado, para que veamos que le va bien, de largo y de ancho, se florea.
—te lo vas a poner después de la playa, ¿no?
—no, después de la playa no, porque yo me baño cuando vuelvo de la playa. después de la playa el baño, y después el vestido.
conversamos de varias cosas, todo es un juego, todo el tiempo jugamos a que conversamos y conversamos en serio, o a que estuvimos de aventura y nos lo contamos. las aventuras convergen, a una le gusta lo que dice la otra, entonces pretende que su aventura es la propia. es un juego. un juego distinto de los de correr, saltar, esconderse o mojarse. y jugando a esa mancha de palabras pasa el rato.
ella ha decretado que de tarde no hay playa. y recibe el llamado. la abuela está entrando a bañarse y para la dinámica familiar sería bueno que lo hicieran juntas.
pero está entretenida y no quiere largar, la propuesta no la convence. está claro que jugaría permanentemente, no necesita otro estado. posiblemente el baño sea otro juego más. también está el juego del orden y de las órdenes, de “hacer las cosas como quiero yo”, a veces travestido de “hacer las cosas como dicen mi mamá y mi papá”, pero en general “lo que quiero yo” y de intentar acomodar esos deseos en el devenir. y hay que decirlo: ella no sólo es perseverante, también es convincente y simpática sobremanera, argumenta con lógica, con creatividad y también con absurdo. (sus padres usan la expresión atomizar, te atomiza parece equivaler a un te quema la cabeza; así lo enuncian ellos.)
—pero hay que bañarse con la abuela.
—pero, pero… (estábamos tan entretenidos, jugando en la conversación).
—ah… ¿no era que playa, baño, vestido? ahora baño.
—pero, pero… —resopla y, con una floritura de la mano derecha, mientras levanta el brazo, gira y hace su salida— ¡‘tan fatales, ustedes!
[si la vieran cuando vuelve, pasándose las manos por la falda, alisando el vestido hacia abajo, mostrando qué lindo le queda, y estirando esos ojos grandes hacia arriba, con un gesto curioso y pícaro, esperando el comentario con una sonrisa.]