Hace un par de noches soñé con el anillo. En un momento me miraba las manos y estaba ahí, en mi dedo anular. Recuerdo haberme dicho: "El caño, tengo el caño".
El caño se perdió el año pasado. Se perdió en una de esas zonas grises que se traman entre el descuido y el robo de perfil bajo. Lamento la rima no tan involuntaria, pero es así: el caño se fue en un baño. Lo olvidé y cuando volví a buscarlo alguien lo había encontrado antes que yo.
Lo lloré, me había llegado como en una casualidad y yo lo quería. Era mío, me gustaba.
Encontrarlo en el sueño no me pareció natural, casi en el mismo instante me di cuenta de que era un sueño, no era posible que ese anillo estuviera en mi dedo, ese anillo estaba perdido para siempre.
Así pasa con algunas cosas, un día desaparecen de tu vida y te dejan un vacío. No es la cosa, es lo que uno ha depositado en la cosa, es con lo que uno ha investido la cosa. Y un día la reencontrás y es un sueño, y si la encontrás de verdad, lo que vivís parece un sueño.
Entonces: hace un par de días el anillo me soñó, me soñó para mostrarme dónde, en qué puto lugar, se estaba estacionando un vacío nuevo que ando estrenando estos días... porque desde esa tarde del baño, el anillo sabía que iba a compartir algo del orden de mis desaparecidos y yo todavía no lo sabía.
Recién me lo dijo hace un par de noches.
28.9.07
3.8.07
motoquero fumón
24.7.07
trans
"A las personas trans nos gustaría 'apropiarnos' de espacios distintos al Rosedal. Nos gustaría apropiarnos de una carrera universitaria, nos gustaría apropiarnos de un trabajo digno, nos gustaría apropiarnos de una vivienda, nos gustaría apropiarnos de un documento que diga nuestro nombre, nos gustaría apropiarnos de la oportunidad de vivir una vida que no dependa de proxenetas, policías corruptos y funcionarios transfóbicos."
Marcela Romero / ATTTA.
5.7.07
Pietro
AdriM escribió: Re:
(...) Yo acá ando, encerrada en mi casa y durmiendo como una marmota, en parte por el frío y en parte, y a aquí va lo novedoso, porque ando un poquito preñada. (Se supone que pasado un tiempo el sopor en el que vivo va a amainar y quizá pueda reconectarme con el universo, entre tanto ando por la vida como flotando en líquido amniótico.)
AdriM escribió: La película para estos tiempos que corren
Yo creo que ya la viste pero ilustra mi momento actual: Aprile.Te acordás, ¿no? Moretti deprimido por el triunfo de la derecha en Italia, documentando el momento, que transcurre con simultaneidad a la llegada de su primer hijo (mientras proyecta su musical sobre un pastelero anarquista). Tengo una copia pero no la podía ver así que la estoy bajando de nuevo.
AdriM escribió: La película para estos tiempos que corren
Yo creo que ya la viste pero ilustra mi momento actual: Aprile.Te acordás, ¿no? Moretti deprimido por el triunfo de la derecha en Italia, documentando el momento, que transcurre con simultaneidad a la llegada de su primer hijo (mientras proyecta su musical sobre un pastelero anarquista). Tengo una copia pero no la podía ver así que la estoy bajando de nuevo.
Además en mi caso tiene otro aliciente, hace bastante tiempo se la hice ver a Facu y cuando Moretti y su mujer hacen la lista de nombres posibles terminan eligiendo Pietro. Pietro Moretti. A Facu le gustó tanto ya desde aquel momento que mucho antes de estar siquiera en la imaginación más remota, la criatura ya tenía nombre, por lo tanto si es varón se va a llamar Pietro. Yo qué se, ya me acostumbré y me hace gracia, pero sé la cara que pone la gente cuando lo escucha. Pero bueno, creo que hay que ver Aprile.
Malala escribió:
Qué gracioso. Pietro no me disgusta para nada. Ahora no me acuerdo el apellido de Facu, pero es tano, bastante tano, ¿no?
AdriM escribió:
Sí. Pietro Matarazzo. A mí me da como bastante ternura todo, por eso no me pude negar al nombre. Igual, si le decís algo a Facu, te mira como si estuvieras loca y dice cosas como: "Pero ¿qué?, ¿a alguien le parece que no queda bien?", y por más que le digas que el pibe quizá no sea gangster ni pizzero y seguro no será tano, no hay tu tía.
Malala escribió:
Jajaajaja, lo posteo.
AdriM escribió:AdriM escribió:
Sí. Pietro Matarazzo. A mí me da como bastante ternura todo, por eso no me pude negar al nombre. Igual, si le decís algo a Facu, te mira como si estuvieras loca y dice cosas como: "Pero ¿qué?, ¿a alguien le parece que no queda bien?", y por más que le digas que el pibe quizá no sea gangster ni pizzero y seguro no será tano, no hay tu tía.
Malala escribió:
Jajaajaja, lo posteo.
Sí, postealo, pero cambiale el apellido por las dudas que el pibe definitivamente sea gangster.
5.6.07
domingo/lunes
Levantarme temprano después de noche de juerga es pésimo.
Ir a votar me lleva de vuelta al barrio natal... Algo de sus casas bajas y ciertas manzanas de apariencia casi bonaerense me deja cierta nostalgia que acaricia un poco mis visiones de niña de esos mismos lugares.
Al encontrarme con un amigo me entero de la reciente muerte de su madre, me apeno, lloriqueo un poco mientras espero que ponga su boleta en la urna. Nos vamos a tomar el té.
Un rato más tarde reviso mi correo electrónico y tengo trabajo que hacer. Me siento y lo hago.
Más tarde aun me voy a trabajar: tengo cierre.
El cierre sale bien, aun a pesar de ciertos disgustos, no de los ordinarios sino de esos que sólo son vacías manifestaciones del poder que, con las papas en el fuego, deben postergarse para otro momento, a pesar de que se siguen masticando puteadas y a pesar de que esas manifestaciones no son tan vacías: nos negamos a un favor (con argumentos totalmente válidos) pero la represalia se imparte a través de la negación de un derecho; en redondo: no, entonces hoy no les pagamos, pasen a cobrar en la semana.
El detonante del disgusto laboral se superpone al disgusto de los primeros numeritos de la ciudad: la sombra de Macri se cierne y nubla negrísimamente mi horizonte de encierro en el centro y también el de la soleada tarde de Floresta-Villa Luro de horas antes.
El cierre termina a eso de las cuatro de la mañana.
A las siete, a sifonazos, vomito la cena.
Ir a votar me lleva de vuelta al barrio natal... Algo de sus casas bajas y ciertas manzanas de apariencia casi bonaerense me deja cierta nostalgia que acaricia un poco mis visiones de niña de esos mismos lugares.
Al encontrarme con un amigo me entero de la reciente muerte de su madre, me apeno, lloriqueo un poco mientras espero que ponga su boleta en la urna. Nos vamos a tomar el té.
Un rato más tarde reviso mi correo electrónico y tengo trabajo que hacer. Me siento y lo hago.
Más tarde aun me voy a trabajar: tengo cierre.
El cierre sale bien, aun a pesar de ciertos disgustos, no de los ordinarios sino de esos que sólo son vacías manifestaciones del poder que, con las papas en el fuego, deben postergarse para otro momento, a pesar de que se siguen masticando puteadas y a pesar de que esas manifestaciones no son tan vacías: nos negamos a un favor (con argumentos totalmente válidos) pero la represalia se imparte a través de la negación de un derecho; en redondo: no, entonces hoy no les pagamos, pasen a cobrar en la semana.
El detonante del disgusto laboral se superpone al disgusto de los primeros numeritos de la ciudad: la sombra de Macri se cierne y nubla negrísimamente mi horizonte de encierro en el centro y también el de la soleada tarde de Floresta-Villa Luro de horas antes.
El cierre termina a eso de las cuatro de la mañana.
A las siete, a sifonazos, vomito la cena.
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